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La creatividad siempre ha ocupado una parte importante de mi vida. De pequeña dibujo y manualidades eran mis asignaturas preferidas. De mayor con lo que más disfruto es creando detalles para los demás. Sin duda alguna, me encanta ese momento en el que acabo de idear, diseñar o envolver un regalo y pienso en la persona que está a punto de abrirlo.
Pero a nivel profesional nunca lo he tenido tan claro. Estudié Historia del Arte, Diseño… llegó la crisis… tuve que reinventarme… estudié Auxiliar de Enfermería (TCAE), empecé Información y Documentación… llegó la otra crisis, la personal. No encontraba mi lugar.
Por suerte tengo a mi familia e hijas como mayores fans. Ellos son ese empujoncito que me hacía falta para creer en mí; para lanzarme a emprender y poder disfrutar de crear. Pero ¿crear qué?
De repente me di cuenta que banderhola! siempre ha estado ahí conmigo, en un regalo especial, un cartel para un 40 cumpleaños, un álbum para unas bodas de plata, una fiesta sorpresa, un videomontaje para una celebración…
Todos esos años de dar vueltas sin un objetivo claro me han hecho ver que lo que importa en la vida son las historias vividas. Y que mi motivación para crear siempre ha sido celebrar las historias de los que me rodean. Sólo me faltaba encontrar la manera de dar forma a mis diseños.
Nostálgica de nacimiento, adoro las cosas hechas como antaño, lentamente, con delicadeza y mimo. He crecido rodeada de sacos de tela, patrones, y el ruido de las máquinas de coser del negocio familiar que inició mi abuela. Y de ella he aprendido que una pieza cosida con esfuerzo y delicadeza puede durar mucho tiempo.
banderhola! es la unión de esas dos cosas; historias y telas. Una tela se puede lavar, planchar, colgar y puede hacer que una historia perdure.
Así que aquí estoy, de nuevo con flequillo como cuando era pequeña, sentada frente a una hoja en blanco y con un lápiz en la mano esperando a que me cuentes tu historia, y plasmarla sobre tela para que puedas recordarla siempre como se merece.